Las palomas urbanas están presentes en casi todas las ciudades del mundo, son altamente exitosas como especie y desafían las concepciones que tenemos de las ciudades en tanto espacios exclusivos para humanos. Su asentamiento en plazas, edificios y monumentos genera rechazo y son pocas las personas que se preocupan por ellas. Se trata de miles de animales que sobreviven en condiciones muy duras en las calles, que pasan hambre y sed, que sufren enfermedades y accidentes que les provocan agonías dolorosas sin que nadie siquiera las vea.
Arrinconadas en la entrada de un edificio, las palomas enfermas, accidentadas o simplemente deshidratadas y desnutridas, los pichones que practicaban vuelo y cayeron, pueden pasar varios días agonizando para finalmente morir. Cualquiera que viera un perro o gato en esa situación sentiría, como mínimo, pena y, en el mejor de los casos, intentaría ayudarlo.
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